5.1 Dimensiones estructurales en el marco de muestreo

El proceso de definición de un diseño de muestreo para las encuestas nacionales que necesita un país para responder a sus necesidades de información con miras en la elaboración de sus políticas públicas involucra varios procesos que hacen uso de los censos nacionales de población y el uso de una cartografía detallada del territorio nacional.

Como se indicó en el capítulo anterior, un aspecto fundamental para el diseño y desarrollo de encuestas de hogares involucra la definición de las UPM, definidas como unidades cartográficas que dividen el territorio nacional y permiten llevar a cabo los procesos de levantamiento de información y de trabajo de campo de la manera más idónea posible, y que además se construyen con el fin de facilitar la obtención de estimaciones precisas y confiables de los indicadores y parámetros de interés que requieren los tomadores de decisiones y expertos en políticas públicas.

Dependiendo de la planificación de las diferentes encuestas, las UPM pueden dar lugar a unidades secundarias de muestreo o permitir la selección directa de las unidades de análisis como las viviendas, los hogares y/o las personas. Independientemente de las unidades de muestreo y las jerarquías que se definan para llevar a cabo la implementación del diseño de muestreo para las encuestas, es fundamental llevar a cabo un proceso de estratificación de las UPM en grupos que sean en lo posible lo más homogéneos en cuanto a sus características socioeconómicas y de bienestar y que definan una partición del territorio nacional (H. A. Gutiérrez 2016).

Estos grupos se denominan en la literatura estadística como estratos y su unión debe cubrir todo el territorio nacional. Como estos grupos determinan una partición, dos estratos cualesquiera deben ser mutuamente excluyentes. Los INE utilizan las particiones geográficas y cartográficas generadas en el levantamiento del censo con el fin de seleccionar muestras de hogares, mediante la ejecución de diseños de muestreo probabilísticos, estratificados y en varias etapas. En particular, para aumentar la eficiencia de la inferencia en las encuestas de hogares, es de particular interés que el marco de muestreo permita clasificar a las UPM de acuerdo con su estructura socioeconómica, con el fin de poder realizar selecciones independientes en cada categoría de la clasificación.

Al garantizar la homogeneidad dentro de los estratos se disminuye la incertidumbre de la estimación y se minimizan los errores de muestreo que se obtienen al realizar encuestas con procedeimientos de muestreo probabilístico. En el caso particular de los países latinoamericanos, este proceso se lleva a cabo haciendo uso de la información censal a nivel de personas, hogares y viviendas, en diferentes constructos o dimensiones asociadas a la calidad de vida y bienestar (demografía, características de la vivienda, tenencia de enseres y servicios públicos entre otros). Las variables que se definan sobre estos constructos son agregadas partiendo de variables binarias que toman el valor de uno, si el fenómeno en cuestión está asociado de forma positiva a mejores condiciones socioeconómicas, y cero, en cualquier otro caso. Por ejemplo:

  • El acceso del hogar a una conexión de internet puede ser una variable de interés en la estratificación puesto que discrimina entre los hogares con mejores condiciones de bienestar. En este caso, la variable se define como uno (1) si el hogar dispone del servicio de internet y cero (0) si el hogar no dispone de dicho servicio.
  • La materialidad de los pisos, paredes y techos también pueden ser variables importantes en la estratificación de las UPM. Mejores materiales se asocian a una mayor capacidad económica y mejores condiciones habitacionales. Estas variables se definirán como uno (1) si la vivienda no tiene materiales precarios y cero (0) en otro caso.
  • También es posible afirmar que tanto la educación de los jefes del hogar como su ocupación son variables relevantes para la clasificación de hogares (y correspondientes UPM) con mejores condiciones de calidad de vida.

El proceso anterior se realiza basado en un análisis exploratorio sobre los datos observados en las diferentes variables candidatas a participar en el proceso de estratificación. En primer lugar, es necesario tomar en consideración que la estratificación que se pretende realizar debe ser llevada a nivel de las UPM. Esto implica que una vez que las UPM estén categorizadas en algún estrato, todos sus componentes también estarán clasificados en la misma categoría; por consiguiente, las personas, los hogares y las viviendas de la UPM pertenecerán al estrato en el cual la UPM fue clasificada.

Con la información del censo se deben seleccionar y definir las variables que estén relacionadas directamente con los fenómenos que se estudiarán en las diferentes encuestas de hogares a lo largo del periodo intercensal. Una vez construidas las UPM, se calculan los agregados de las variables seleccionadas en las dimensiones observadas desde los censos, que por lo general son las siguientes:

  • Demografía y estructura de la población: sexo, edad, parentesco, origen extranjero, pertenencia a pueblos indígenas, número de hijos, número de dependientes, etc.
  • Educación: analfabetismo, asistencia escolar, años de estudios, grado de escolaridad, etc.
  • Mercado de trabajo: población en edad de trabajar, pertenencia a la fuerza de trabajo por sexo, condición de ocupación por sexo, rama de actividad, etc.
  • Características de la vivienda: tipo de vivienda, materiales de construcción, hacinamiento, equipamiento, etc.
  • Acceso a servicios: fuente de agua, alcantarillado, internet, acceso a salud, seguridad social, etc.
  • Tenencia de bienes en el hogar: dependiendo del país la tenencia de bienes puede clasificar a los hogares; por ejemplo tenencia de televisor, microondas, aire acondicionado, autos, lavalozas automáticos, entre otros.
  • Necesidades básicas insatisfechas (NBI) o pobreza multidimensional: viviendas con hacinamiento crítico, servicios inadecuados, alta dependencia económica, niños en edad escolar que no asisten a la escuela, precariedad en el aseguramiento en salud, entre otras.

La caracterización de estas dimensiones lleva a clasificar a las UPM en el marco. Por ejemplo, en la dimensión demográfica, es un hallazgo común que en Latinoamérica las UPM con mayor número de personas que se identifican como indígenas o afrodescendientes se relacionen con menores niveles de bienestar o calidad de vida. De la misma manera, con los recientes fenómenos migratorios en la región, hay evidencia empírica de que las UPM que agrupan a extranjeros venidos de otros países latinoamericanos están relacionadas con menores condiciones de bienestar. Asimismo, las UPM con un mayor porcentaje de niños en la primera infancia y con hogares uniparentales con madres jefas de hogar generalmente se asocian con dificultades en su calidad de vida.

De la misma manera a nivel de educación, las UPM con mayores tasas de analfabetismo (que por lo general están en las áreas rurales), y con niños que no asisten a la escuela se asocian a menores condiciones de bienestar; mientras que las UPM que tienen un mayor porcentaje de población con estudios de educación superior (que por lo general se encuentran en las áreas urbanas de las ciudades grandes) se asocian con mejores condiciones de bienestar.

En la dimensión ocupacional, las UPM rurales concentran una alta proporción de población ocupada que no necesariamente muestra mejores condiciones de vida. Por otra parte, las UPM que tienen una mayor incidencia de población desocupada y/o mayor proporción de personas dependientes (personas de 0 a 15 años o mayores de 65 años) pueden relacionarse con peores condiciones de vida.

Con respecto a las características de la vivienda, está bien documentado que las UPM con alto porcentaje de viviendas cuyos materiales de construcción de paredes, techos y pisos es precario se asocian con menores condiciones de bienestar y por lo general se presentan con mayor incidencia en las áreas rurales y en las áreas marginales de las zonas urbanas. De la misma manera las UPM que concentran viviendas con hacinamiento (por ejemplo, si el número de personas del hogar sobre el número de cuartos es mayor a tres) o con acceso inadecuado a las fuentes de agua potable, o con servicios sanitarios y de eliminación de aguas grises deficientes están asociadas a un menor bienestar socioeconómico.

Referencias

———. 2016. Estrategias de muestreo: diseño de encuestas y estimación de parámetros. Segunda edición. Ediciones de la U.